
Las garzas son aves estrechamente vinculadas al medio acuático, generalmente de colores vistosos; poseen un pico fuerte y puntiagudo con el que cazan peces, ranas, pequeños reptiles e insectos acuáticos de los que se alimentan. Las garzas habitan todos los continentes menos el Antártico (1). La familia de las garzas está compuesta por 61 especies en todo el mundo (2). En México habitan 16 de las 61 especies, y en el sitio Ramsar No. 2047 de Meoqui se puede observar a la mitad de ellas.


Una de esas ocho garzas es la Garcita Verde (Butorides virescens), la más pequeña de las garzas observadas en Meoqui, mide de 41 a 46 cm, pesa 240 g y tiene una envergadura de 64 a 68 cm. Los nidos, construidos con ramas, carrizo o restos de vegetación del área, generalmente se localizan a no más de 3 metros del borde del agua y la altura a la que se encuentran depende de la vegetación de la zona (3), en esta región es frecuente localizarlos en la parte superior de los álamos.
De lejos, la garcita verde aparenta ser de color oscuro, con poco colorido, sin embargo, si se observa detenidamente se puede apreciar un color verde profundo, y en el pecho y cuello tienen un vistoso plumaje marrón, mientras que las alas son color gris oscuro. Durante la etapa juvenil el plumaje es de tonalidades marrones y con franjas en el pecho.



Al igual que otras aves, la garcita verdosa llegó al humedal como parte de su viaje de migración, pero desde hace algunos años se convirtió en un residente permanente del lugar y puede ser observada a lo largo del año.
La pesca con cebo, es decir, el uso de carnada para atraer peces, solo ha sido reportada en nueve especies de aves (4), en la que más frecuentemente se ha observado es en la garcita verde y, aunque no es frecuente ver que lo haga, si es común verla muy quieta al borde del agua o entre los juncos acechando a sus presas.
Este tipo de aves ha sido utilizado como indicador del impacto ambiental de la actividad humana, pudiendo reflejar (dependiendo de su abundancia y densidad de población) diferentes niveles de perturbación (5). En específico, la garcita verdosa es una garza de amplia distribución, cuya sensibilidad ante la presencia humana ha sido constatada en otros lugares (5). El ruido y la invasión de su hábitat son poderosos estresantes para ellas. Hay estudios que demuestran que el ruido provoca severos daños a la salud y disminuye sustancialmente la expectativa de vida de las aves (6).


Actualmente, la población de garcitas verde en Meoqui es estable y es común observarla, pero si seguimos contaminando los cuerpos de agua, invadiendo su espacio y perturbando el ambiente con ruido, es probable que terminemos perdiendo a este bello poblador del humedal.
Escrito por Leonardo Hernández, colaborador de este sitio. Octubre del 2019
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Referencias:
1. http://argentinambiental.com/wp-content/uploads/pdf/AA62-74-Las_Garzas.pdf
Documento consultado en línea el 10 de octubre del 2019