No sabemos desde cuando estaban ahí, pero en el río San Pedro, porción Meoqui, a la altura de los Cisneros, en la ribera sur, había un tejido de llantas de todos tamaños unidas con mecates y alambres. Suponemos que dichas llantas pretendían servir para prevenir la erosión provocada por la corriente del río, sobre todo en caso de crecida; de esa forma se protegerían las nogaleras y cultivos que hay en esa zona.




En este año (2022), a partir del mes de agosto se inició una racha atípica de lluvias, lo cual, como es por todos conocido, ocasionó la creciente del río. Ya en otras ocasiones se ha mencionado (y denunciado), el proceso de modificación y obstrucción del cauce del río San Pedro, estas modificaciones son en parte causantes de lo ocurrido este año.
Una vez pasados los días más álgidos de las lluvias, era posible observar que el mencionado tejido de llantas fue destruido y arrastrado por la corriente, junto con parte de la ribera y nogales que se supone pretendían proteger.
Ahora esas llantas pueden verse por varias partes del río, las más alejadas que hemos podido localizar es a la altura de Las Puentes, Meoqui, llantas que por supuesto representan contaminación para el ecosistema y se convierten ahora en obstáculos para la próxima vez que haya corriente.




Hace falta saber ¿Quién es el responsable de la colocación de esas llantas (tanto de realizarlo como autorizarlo)? Y lo más importante: ¿Quién se hará responsable de localizar y retirar semejante cantidad de llantas del cauce del río?
Este tipo de “estrategias” como la del tejido de llantas, no es más que una de tantas (como los bordos de tierra) que se han hecho tratando de prevenir que el río erosione los terrenos (terrenos que se han acondicionado aun sabiendo que eran parte del cauce original) sobre todo en temporadas de lluvia y posibles crecidas.
Estos intentos de modificar el cauce, el plantar arboledas en medio del cauce, la construcción de pasos vehiculares que obstruyen la corriente, etc. son finalmente una de las principales causas de esa destrucción que se supone pretenden prevenir, se nos ha dicho que para la realización de algunas de estas estrategias se han hecho estudios (lo cuales nunca se han mostrado) y que expertos han diseñado la forma de llevarlos a cabo; la realidad es innegable: el río ha recuperado parte de su antiguo cauce, en ese proceso derribó partes de calles (por el puente de Ortiz), esa barrera de llantas, partes de la ribera que se le habían querido quitar, etc., la naturaleza no está ahí para ser dominada, hay que conocerla y adaptarse a ella, pero la avaricia y la arrogancia de algunos no les permite ver la realidad, y quien paga siempre esas insensateces son el ecosistema y la sociedad.

Texto y fotografía por Vida en el río San Pedro. 24 de octubre de 2022.
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