
Por tercer año consecutivo, y en cumplimiento de uno de los ejes rectores de Vida en el Río San Pedro (VRSP), damos a conocer los resultados de los trabajos de observación y registro de especies que habitan el humedal de Meoqui (sitio Ramsar No. 2047) y su región. Fieles al principio de que, para poder proteger el medio ambiente hace falta conocerlo, seguimos en nuestra tarea de difusión de la riqueza biológica de nuestra región.


Para evitar malos entendidos, es necesario empezar por aclarar que la información que se presenta es únicamente la recabada por VRSP, no incluye registros hechos por otras personas, es decir, no representa el total de registros, de igual manera, no sobra recordar que todo lo que nuestra organización hace es un esfuerzo ciudadano, sin ninguna vinculación, ni apoyo, ni patrocinio de: empresas, instancias de gobierno (de cualquier nivel), clubes sociales, u otras organizaciones.
Primero que nada, y para dimensionar el trabajo de VRSP, mostramos dos gráficos en los que se representan las observaciones registradas en la plataforma de Naturalista.mx (1) al 29 de noviembre de 2022, una para el estado de Chihuahua y otra para Meoqui. En ellas se puede notar que, las observaciones registradas por VRSP representan casi la mitad, un 47%, de las del estado (considerando que sólo contamos registros de siete municipios: Meoqui, Rosales, Saucillo, Julimes, Delicias, Aldama y Camargo) y en Meoqui es casi el 90% del total de registros.


En la tabla de resultados, lo que se puede ver es la cantidad de especies registradas hasta cada año (el acumulado histórico), por ejemplo, las aves, hasta 2020 teníamos registradas 188, al término de 2021 eran ya eran 232 y actualmente son 248, lo que nos dice cuántas especies nuevas se registraron es la diferencia entre cada año, esto lo analizaremos más adelante.

Contrario a lo que muchos pudiesen pensar, la riqueza biológica de la región es enorme, a pesar de que cada día quedan menos espacios naturales, y los que quedan están muy seriamente amenazados por la contaminación y una amplia gama de problemas, por ejemplo, la proliferación de perros ferales.
Si analizamos los datos, se observa claramente cómo va en aumento el registro de especies “nuevas”, que en realidad no es que sean nuevas por supuesto, es que nadie las había registrado, con esto cabe preguntar ¿Cuántas especies han desaparecido ya de nuestro entorno sin que nadie se haya percatado de ello? También queda en evidencia la falta de investigación, hay muy poco interés por saber sobre la vida que nos rodea, y el desconocimiento provoca menosprecio, y el menosprecio permite la destrucción.

En las siguientes graficas se ejemplifica de forma más clara la forma en que ha ido aumentando el número de registros:



Pero en este año no solo ha aumentado el registro de especies, también hemos registrado el aumento de la destrucción del medio ambiente y la simulación por parte de las autoridades locales (y aquellos que se prestan para su juego: medios de comunicación, académicos, autoridades de otros niveles de gobierno: [PROFEPA, CONANP], etc.). En el discurso oficial se pregona la preocupación y el cuidado al medio ambiente (“alianzas” y “acciones” para cuidar el humedal), pero en la realidad esos mismos que lo pregonan no han hecho más que dañar aún más los ecosistemas, lejos de cumplir con sus obligaciones de cuidado, vigilancia y restauración, han contribuido y siguen siendo la más seria amenaza para la vida silvestre.

Ejemplos de esto sobran: acumulación de escombro (so pretexto de prevenir inundaciones) a lo largo de la ribera sur del humedal, establecimiento de un basurero a orillas del río (ribera norte por los Puentes Cuates), permisividad para realizar actividades dañinas para el ecosistema (introducción de vehículos y ganado al cauce, por ejemplo), nula vigilancia hacia los visitantes que depositan enormes cantidades de basura y generan ruido dañino para las especies, etc.



Y ustedes dirán, o pensaran, que varias de estas cosas no son nuevas, y tienen razón, se repiten una y otra vez, y ese es precisamente nuestro punto, esto ocurre porque no hay autoridad que cumpla con su deber y lo detenga; se limitan a poner carteles o lonas que tarde o temprano terminan convirtiéndose en más basura, no hay acciones reales que permitan crear una cultura medioambiental que impacte positivamente en los ecosistemas, no hay verdaderas medidas de vigilancia o prevención, en pocas palabras: no hay un interés real en la conservación del medio ambiente.



VRSP continúa y continuará con sus actividades de registro y difusión de la riqueza biológica de la región, de igual manera con la campaña permanente de recolección de basura del humedal de Meoqui; la invitación es a la población, para que se informe, para que participe activamente, no en las redes sociales, en el mundo real; a que se convierta en una ciudadanía informada, consiente y critica; que al saber sobre la riqueza biológica se dé cuenta de que el medio ambiente es responsabilidad de todos, que su destrucción nos afecta a todos, aunque la destrucción la realicen “otros”, de nada nos servirá decir “yo no tiro basura” cuando los espacios naturales hayan desaparecido y nuestro entorno sea inhabitable, o cuando el agua deje de salir de las llaves de nuestras casas porque los mantos freáticos han sido agotados por haber priorizado ciertos cultivos (nogales, por ejemplo) o fábricas de cerveza.







Encuentra todas las observaciones de VRSP en Naturalista en el siguiente vínculo.
Texto por Leonardo Hernández Escudero, colaborador de este sitio. Fotografía por Leonardo Hernández Escudero y Juan Luis Loredo Varela. 2 de diciembre de 2022.
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Referencias:
- Naturalista. CONABIO. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (s.f). 30 de noviembre de 2022 de Naturalista Sitio web http://www.naturalista.mx
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